miércoles, 16 de julio de 2008

Esperando la carroza


A mi marido sí que le gustaba el vino... ¡Ay, Dios! ¡Cuando tomaba se ponía de malo! Me levantaba la mano... ¡Las veces que me habrá pegado! ¡Desgraciado! Qué carácter que tenía... Pero era el vino... ¡el vino lo ponía malo! Pero él era bueno.
En el fondo ni yo ni mis hijos tenemos de qué quejarnos. ¡Nunca nos hizo faltar nada! Que a veces no teníamos para comer es cierto, pero a mí me tenía como a una reina ¡y a mis hijos como príncipes! Eso no lo puede discutir nadie.
Ay... hombres así ya no quedan..!

Alejandro Doria y Jacobo Langsner, "Esperando la Carroza"

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