Anden. Piensen. Quiero que busquen en la profundidad de su mente y que me digan, que nos digan... ¿con qué fantasean? ¿Con la paz mundial? Lo supuse.
¿Fantasean con la fama internacional? ¿Con ganar un premio Pulitzer? ¿O un premio Nobel de la paz? ¿Un galardón de MTV? ¿Fantasean con conocer a un galán genio aparentemente malvado pero secretamente lleno de pasión que dormirá en la parte mojada de la cama?
Entienden el argumento de Lacan. Las fantasías deben ser poco realistas. Porque en el momento, en el segundo que obtienen lo que buscan... ya no lo quieren, ya no pueden quererlo.
Para poder seguir existiendo, el deseo debe tener ausentes sus objetos permanentemente.
Lo que quieren no es el objeto. Quieren la fantasía del objeto.
El deseo respalda las fantasías locas.
A eso se refiere Pascal al decir que solamente somos felices cuando soñamos despiertos con la felicidad futura.
Por eso decimos: "Cazar es más glorioso que matar" o: "Cuidado con lo que deseas". No porque lo conseguiremos. Sino porque al conseguirlo, estamos condenados a no desearlo más.
La lección de Lacan es: vivir por sus deseos no los hará más felices.
Lo que significa ser humano es esforzarse por vivir por ideas e ideales y nbo juzgar su vida por lo que han obtenido en función de sus deseos sino por esos momentos de integridad, de compasión, de racionalidad e incluso, de sacrificio.
Porque al final, el único modo de juzgar la importancia de nuestras vidas es valorando las vidas de otros.
"La vida de David Gale"
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