- La vida no te importa, ¿no?
- No mucho.
- Yo era igual a tu edad. Siempre listo para morir. No me importaba nada. Los jovenes son mejores mártires. Es curioro, pero uno se aferra más a la vida cuando se empieza a ir. Me quedan veinte años, quince, diez... Cuando entiendes que se acaba... "me compraré mi último auto", "haré mi último viaje a Barcelona"...
- No viviré tanto.
- ¿Cómo sabes?
- Las sobredosis son frecuentes.
- Nunca se sabe. Un día dejarás esto y llegarás a vieja. No entendemos el pasado, menos el futuro. Nadie sabe qué le sucederá. Excepto yo. Yo lo sé.
- ¿Tiene miedo?
- Sí. No quiero dejar de vivir. Amé la vida.
- ¿Qué amaba tanto?
- Todo. El vino, los libros, la música y sobre todo a las mujeres. Su olor, su boca, su piel...
- ¿Tuvo muchas?
- Sí.
- ¿No le resultaban todas parecidas?
- Un poco, pero nunca me cansé.
- ¿Sigue teniendo éxito?
- No, ya no. Con los años todo cambia.
- ¿Aún disfruta del vino?
- Ya no. Por mi hígado.
- ¿Hizo los viajes que soñaba?
- Hoy hay turistas en todas partes.
- No teme abandonar su vida, sino el pasado. Y ese pasado está muerto.
- Puede ser.
Denys Arcand, "Las invasiones bárbaras"
No hay comentarios:
Publicar un comentario